• marzo 29, 2024 1:43 am

Masacre del ARO, Primera Parte

PorGene Usuga

Jul 27, 2020

Por @gener_usuga

Hace casi 23 años, el 22 de octubre de 1997, aproximadamente 200 hombres fuertemente armados y conocidos como los “mocha cabezas” llegaron hasta el corregimiento del Aro en el Municipio de Ituango en el departamento de Antioquia quienes durante siete días asesinaron a 15 personas, quemaron más de cuarenta viviendas se robaron unas 1200 cabezas de ganado y generaron el desplazamiento de más de 1472 personas, sin que las autoridades hicieran algo para salvar a la población a pesar de los llamados de auxilio de los pobladores.

“Llego esa gente fue acabando hasta con el nido de la perra”

“Se escuchaban caer las balas como granizo al lado de uno”

“Muy doloroso porque nos tocó de salir prácticamente sin nada, nos tocó de dejarlo todo”

“Aquí el cerdo se volvió montuno, aquí el ganado se volvió montuno las aves se volvieron montunos y los perros parecían como lobos”

Son los relatos de algunos de los sobrevivientes y habitantes de lo que se convirtió en un pueblo fantasma, un corregimiento a punto de desaparecer por falta de habitantes,

“Mi nombre es Rafael Ángel Piedrahita, nacido y envejecido en el mismo corregimiento, incluso hasta muy maltratado por cierto por las masacres y violencias que se han presentado acá.”

“Ese día mate mi marrano hice mis despachos y encargos a las contratas que tenía, pero en esas y las otras por ahí a eso de las diez o diez y media de la mañana, cuando empezamos a escuchar unos tiros, me ajunte con unos amigos ahí hablar con ellos y a tomarnos unos frescos disimulando ahí el miedo, cuando por ahí a eso de las once y media o doce del día cuando aparecieron unos manes armados allá, que andaban así brincado culebriaito pa’ya y pa’ca, incluso listos pa’ dar plomo. Camine pa’lli cabrones que ustedes no saben con quien es que la están lidiando gran hijuetantas…  Que aquí es donde nos van a decir la verdad, le dijeron al difunto que por apodo le decían carrasco él era Mendoza, de allí de la Floresta. Entonces el pelao, ahí gagueando que por cierto estaba hasta borrachoso que también estaba amanecido, les hablo como si fueran los mismos, les dijo, … “compañeros cualquier cosa que yo les diga es mentira que tal cosa y tal otra…””

—No nos diga compañeros que nosotros no somos guerrilleros respete;

“Y ahí mismo, le dieron tres balinazos en la cabeza, y lo único que yo vi de bueno fue que uno así no siente la muerte, porque el no movió ni los dedos ni las manos, ni dijo mama.”

“Luego ya saltaron donde un señor Modesto Munera”.

“…Que no nos vaya a salir con babosadas aquí que usted es el papá de los guerrilleros…”

“y en realidad ese señor no tenia la culpa, pero como que tenia uno o dos hijos en la guerrilla, de todas maneras, ahí lo dejaron como si el fuera el culpable de todo.”

“No se mueva de ahí nadie por que le sobra plomo a todo el que se mueva, nosotros sudábamos frio, a nosotros nos daba ganas de orinar, nos daba ganas de ensuciar, nos daba revoltura en el estómago, cosas que digamos uno nunca en la vida las había sentido.

Llegaron donde mi persona, y,,, me decían a mí, este gran hijuetantas, hasta un guerrillero será, y me ponían ese fusil en el oído, entonces ahí mismo gracias a DIOS y al que me salvo la vida, como que me distinguía hacia diez o doce años, conocido por acá mismo de una vereda, y no a ese señor no, porque salto donde mí, a ese señor no le hagan nada que ese señor no es si no buena gente, a ese señor no le hagan nada. Bueno, me salvo la vida en ese momento y al pasar el que me salvo la vida, yo tenía un relojito de una moda que estaba nueva, que yo pienso que es conveniente decirlo que uno sintió lo que cierto… él dijo”,

” Ve, este señor tiene un relojito de los que a mí me gustan”,

“Yo casi que le hablo pa’ decirle que se lo regalaba, …por que más de eso le debía, pero me aguante.”

“Personas de inteligencia y de conocimiento y de mucha experiencia me han dicho, que uno no debe de esperar la muerte en el lugar donde nace, y sin embargo y, a pesar que he luchado, y he bregado por tener donde vivir en otra parte, no he sido capaz de desprenderme de nuestro terruño, por que amo mi pueblo donde nací, donde los viejos lucharon por danos el ser que tenemos”

“De Colombia pienso que al paso que vamos, vamos a morir en violencia por que la paz es difícil conseguir”

El defensor de derechos humanos Jesús María Valle pidió protección para los habitantes de Ituango, y denuncio la colaboración del ejercito en las masacres del Aro y la Granja, cuatro meses después en febrero de 1998, fue asesinado en el centro de Medellín.

La corte interamericana de derechos humanos condeno al estado al declararlo cómplice de la Masacre y por omisión, según la corte ni el ejercito ni la policía actuaron para detener la masacre que se prolongo durante 7 días, la corte ordeno al estado remover todos los obstáculos que mantengan la impunidad utilizar todos los medios disponibles para la investigación y el proceso  judicial y le pide además que otorgue las garantías de seguridad adecuada a las victimas investigadores testigos defensores de derechos humanos empleados judiciales fiscales y otros operadores de justicia así como a los ex pobladores y actuales pobladores del Aro, también se pide indemnizar a las victimas reconstruir sus viviendas y pedir perdón además de la creación de un monumento a las víctimas, el cual ya fue instalado, y cuya placa con  los nombres de las 15 personas asesinadas se encuentra en el olvido.

La próxima semana la segunda parte.

Sobre el autor

Deja un comentario