• abril 28, 2024 8:14 am

Por: Luis José Rodriguez Sánchez

El 10 de diciembre de 1950 nació en un barrio humilde del municipio de Puerto Wilches Santander, un niño a quienes sus padres llamaron Luis José, Luis por su madre llamada Luisa y José por su padre del mismo nombre, de quien de la misma manera heredó sus apellidos. Este era su primer hijo.

La situación de violencia política definiría la vida de este recién nacido, hijo de padres liberales asunto que conoció 13 años después, cuando además se enteró por boca de su tío que a sus padres los había asesinado la policía chulavita cuando él tenía 5 años, solo por ser liberales y sin ningún otro motivo, tal como también fueron asesinados más de 250 mil personas en esa dolorosa página de la violencia en Colombia.

Luego entendí que el asesinato de los padres de aquel joven, era parte de un genocidio sistemático contra los seguidores de Gaitán que buscaba frenar el avance del puebo al poder con Gaitán a la cabeza.

Desde los 16 años luego de la desaparición de su tío Alberto Rodríguez, y en compañía de un amigo, se trasladó al municipio de Aguachica en el departamento del Cesar y en compañía de ese amigo se hizo pescador en el río magdalena.

Consagrado a la pesca con chinchorro en el municipio de San Pablo del sur de Bolívar, lo sorprendió el año de 1969 cuando tenía 19 años.

Una madrugada de faena de pesca, él y sus compañeros fueron sorprendido por un grupo de hombres armados que los reunieron a la luz de sus candiles de petróleo en la playa donde tenían los implementos para la pesca.

Eran cerca de 10 guerrilleros que los reunieron y luego de identificarse y pedirles que no tuvieran miedo, les pidieron el favor de cruzarlos el río, asunto que Marcial el dueño del motor canoa asintió y de inmediato los guerrilleros se embarcaron para cruzar el río Magdalena. Al regreso de Marcial y ya amaneciendo decidieron retornar a San Pablo y suprimir la jornada de pesca.

A los 20 años con los ahorros de extenuantes jornadas de pesca, Luis José encontró el primer amor de su vida; para compartir su relación familiar compró un rancho a dos cuadras y media del cuartel de policía en la cabecera municipal de San Pablo y entre él y su compañera Ofelia Rojas lo fueron adecuando hasta darle presentación de una casita humilde y decente.

Su esposa era una muchacha de 23 años de familia de mineros del río Boque afluente del Magdalena.

Luis José se hizo amigo de su padre antes de conocer a Ofelia su esposa, se habían tomado unos tragos mientras Ricardo el padre de Ofelia, esperaba la chalupa que lo llevaría a Barranca donde vendía el oro, fruto de su trabajo cada mes y el dinero equivalente lo convertía en comida y elementos de minería.

Ricardo era viejo amigo de Marcial, el patrón de Luis José.

El 31 de diciembre cuando la pareja visitaba los suegros de Luis José, en una parcela a las orillas del río Boque, 5 guerrilleros llegaron a la casa de Ricardo y por la familiaridad del saludo y otros detalles, Luis josé comprendió que “los muchachos” como hablaba la gente de los guerrilleros, eran solo un poco extraños para él.

Era la segunda vez que los veía y enseguida recordó aquella madrugada en que Marcial los cruzó el río pero las caras de ahora no eran las que había visto aquella madrugada a la luz de los candiles de petróleo.

Un guerrillero alto delgado que se le identificó como Isidro habló con él por espacio de una hora, le pregunto de su vida su trabajo y vivienda, le explicó que el ELN era una fuerza guerrillera amiga de los pobres y que luchaba por la justicia y que necesitaba de la amistad y el apoyo de la población.

Yo solo tengo mi casa dos atarrayas una canoa de 12 varas y los implementos de pesca.

No prosiguió Isidro, la colaboración de la gente pobre es, primero con el absoluto secreto, segundo disponiéndose a hacernos favores sencillos que no significan afectar la vida de ustedes y tercero darnos información que ustedes los campesinos conocen y que es valiosa para nosotros.

Todo esto ya Marcial se lo había explicado a José Luis, una tarde mientras remendaban un chinchorro antes de una faena de pesca y ahora se lo explicaba con más detalle Isidro.

José Luis comprendió que su esposa conocía desde antes a los guerrilleros y pensó mientras hablaba con Isidro, que ella podía contarle más cosas de los guerrilleros.

La Charla con Isidro le dió un vuelco a su vida, lo hizo sentir importante y comprendió que en unión de los pobres estaba la fuerza, que no era justo que hubiese unos muy pobres y otros muy ricos y que la obligación de los pobres era organizarse para la lucha contra quienes eran los verdaderos responsables de la dura realidad que imponían los ricos de Colombia y de los EEUU.

De regreso a San Pablo y en silencio, Luis José recordó todo lo que le contaba su tío de la muerte de sus padres, dos campesinos inocentes, buenos vecinos y consagrados a la vida del campo, asesinados solo por ser liberales como lo era él ahora en silencio porque era peligroso ser liberal.

Ya en su casa, arreglando la cerca de su solar y casi en susurro le dijo a su mujer que cuanto tiempo hacía que conocía los guerrilleros, ella le respondió, Luis de eso es mejor no hablar, no es necesario pero sí podemos hablar de quienes son ellos y de que debemos hacer nosotros para luchar por nosotros mismos, igual mente, prosiguió ella toca que este secreto sea de los dos porque contarlo es peligroso, entonces él le dijo que Marcial su patrón lo podía saber porque él ya conocía los guerrilleros y era alguien de su confianza.

Pare el verano de finales de 1969, Luis J. Fue a Barranca con Marcial y de paso en Puerto Wilches sacaron en la parroquia la Fe de Bautismo de Luis José Rodríguez Sanchez, la emoción al recibirla fue inocultable, dos lagrimones se salieron de sus ojos y tratando de disimularlo las limpio con el pañuelo blanco que su esposa le había planchado cuidadosamente, el cura lo abrazo como si fuera un niño y Luis no pudo mirarlo a la cara porque lo avergonzaban sus lágrimas; la verdad Luís lloraba recordando a los padres a quienes no logró siquiera conocer.

En Barranca Marcial lo presentó a Pedro, un dirigente sindical de la USO.

Era una casa grande y Luis deletreó con calma mientras se tomaba un jugo de maracuyá los nombres de tres cuadros grandes que estaban en la sala:

Enseguida recordó que Isidro el guerrillero de río Boque, le había hablado del padre Camilo Torres.

Soy colaborador activo del Sindicato de la Uso, le dijo emocionado a Ofelia su esposa al regresar de nuevo a su casa y la abrazó efusivo mientras ella le sonreía amorosa.

Las jornadas de pesca seguían proporcionándole a la pareja los mínimos recursos para arreglar la vivienda y conseguir otros implementos indispensables para cuando ella pariera al hijo que ya soñaban tener y a quien le serían el amor del mundo que él no tuvo de sus padres.

Una tarde noche luego de cenar con bocachico fresco, plátano y café caliente que era casi la cena tradicional, los dos, sentados en la salida de la casa que no tenía más de 2 por dos metros de espacio, ella se comprometió con él a enseñarle en las noches lecciones de escolaridad para que él mejorara la lectura y la escritura, ella había terminado la primaria y había sido buena estudiante, él en cambio solo deletreaba con dificultad y tenía muchas ganas de leer de corrido pues Pedro le había dado varias revistas y ella era quien se las leía en las noches y en voz tenue para que nadie fuera de ellos dos los escuchara.

Al amanecer del 7 de Enero de 1972, disparos nutridos, explosiones y gritos contundentes lo invadieron todo, sobresaltados se sentaron en la cama se abrazaron y se pusieron la ropa de carrera, sin saber mucho que hacer y los disparos y gritos no cesaban.

Es en el cuartel de la policía, le dijo él y en ese momento otra explosión más fuerte los puso más nerviosos, ya eran las 5 de la mañana y ella no quiso que él sé asomar a la calle.

Luego de una hora, la más larga en sus vidas, había amanecido y San Pablo era otro distinto al de todos los días, habitan guerrilleros del ELN en el puerto, la plaza y el resto del pueblo, Luís con disimulo se esforzó por ver si allí estaba Isidro y en efecto lo vio cuando a las 7, toda la población fue convocada en la plaza donde varios guerrilleros, con un parlante le hablaron a la población mientras 5 policías estaban arrestados y vigilados por los guerrilleros.

Luís sentía temor que su esposa por los nervios pudiera abortar aquel sueño dulce que los dos acariciaban y que ya tenia dos meses en su vientre, pero ella tenía los nervios fuertes y en ocasiones actuaba con más serenidad que él mismo.

Cuando los guerrilleros se fueron, todos los policías desarmados y dibujando en sus rostros la derrota, regresaron a su cuartel, aun humeante, y agujereado por efecto de múltiples disparos.

El único policía muerto en la contienda yacía en el ante jardín del cuartel cubierto por una sabana verde ensangrentada.

Los guerrilleros se fueron en casi todos los carros del pueblo, habían llevado con ellos abundantes víveres y todo lo que los policías tenían en su cuartel.

En la plaza del pueblo quedaron ondeando la bandera de Colombia y la de los guerrilleros que era roja y negra con las letras ELN en el centro.

Casi todos los establecimientos públicos quedaron con consignas guerrilleras.

A eso de la 12 del día cuando el pueblo vivía el impacto de la guerra, llegaron los soldados y se tomaron el pueblo.

Esa escena fuerte y de temor jamás se borrará de la mente de Luis y de su esposa.

El ejercito inicio una verdadera cacería contra los posibles responsables de darle a los guerrilleros información para atacar a la policía y entre los sospechosos detuvieron a Marcial, Luís José y otro muchacho de los pescadores y los encerraron en un improvisado calabozo en una finca abandonada cerca al río cimitarra que los soldados cogieron como Base de sus operaciones.

Junto a nosotros los pescadores, fueron detenidos varios de los choferes que por orden de los guerrilleros los llevaron el día del asalto desde San Pablo hasta la vereda Caña Braval.

A Luis J. Le pusieron una bolsa plástica para asfixiarlo en dos de las 10 madrugadas dizque para que cantara.

Su esposa Ofelia con su barriga abultada por sus tres meses de embarazo, todos los días le llevaba comida pero no le permitieron llevársela al detenido, junto al rechazo recibía el calificativo de guerrillera hijueputa y amenazas de violación.

A la salida de aquella inmunda cárcel militar improvisada, Luis salio con el dolor de dejar allí a su amigo y jefe del equipo de pesca Marcial Carreño quien solo recuperó la libertad 20 días después cuando los soldados se fueron de allí; él era el único detenido que quedaba.

Marcial decidió irse de San Pablo para Río Viejo su pueblo natal con su equipo de pesca y Luis tuvo que separarse de él y buscar nuevo trabajo.

En febrero de ese año de 1972 habló con Pedro el dirigente del sindicato de la USO, le explicó la situación y este le buscó un trabajo de ayudante de Albañilería en Barranca.

Un mes después, la pareja vendió la casita y se fue a vivir con su hijo de brazos al Barrio Primero de mayo de la capital petrolera de Colombia hasta 1983 donde acusados de apoyar los guerrilleros de las FARC del EPL y del ELN y sentenciados a muerte, volvieron a huir esta vez para donde un pariente de Ofelia que les dio albergue en el Barrio Atalaya de la ciudad fronteriza de Cúcuta donde Luis como maestro de albañilería pagaba arriendo para vivir, Ofelia vendía muñecas de trapo a las amistades del barrio para ayudar a la subsistencia y Julito el hijo, estudiaba a sus 11 años en un colegio público donde estaba terminando el bachillerato.

El dolor de Luis J. Por no haber conocido a sus padres le generaba un vacío que llevaba en silencio porque consideraba que no valía la pena compartirlo con otros pero eso lo deprimía en sus ratos de recuerdos.  Pensó entonces en indagar de nuevo por el paradero de su tío Alberto Rodríguez porque desde cuando iba a cumplir 16 años no había tenido ninguna noticia aunque se había dado las maneras de indagar por él.

Puso mensajes por emisoras de Cúcuta y San Antonio en la vecina Venezuela cada dos meses y una tarde de mayo de 1984, un hombre de unos 60 años de mirada triste ojos pequeños, semi encorvado y de hablar pausado tocó a su puerta y se identificó como Alberto Rodríguez; luís no lo podía creer pero era evidente que sus esfuerzos de búsqueda habían dado como resultado tener a su tío a menos de dos metro de distancia y al reconocerse se abrazaron erosionados y luego en casa sostuvieron inagotables conversaciones hasta saciar los vacíos que Luis José tenía.

El viejo Alberto se fue una semana después, vivía con su esposa y tres hijos en una vereda del municipio de Tame en Arauca y le Luis se comprometió a visitarlo más adelante…

Tanto Luís como Ofelia se habían superado bastante, ella había terminado la secundaria en escuelas nocturnas estudio habilidades manuales con las monjas Lauritas en Barranca durante tres meses, y él estudio hasta tercero de bachillerato y era técnico medio del cesa en Construcción y mecánica automotriz, pero su pasión estaba por las ciencias políticas de manera directa lo que lo llevaba a pasar horas en las bibliotecas, escuchar noticias y leer los diarios lo cual le permitía conocer la historia de Colombia y el mundo tomando como fuentes textos críticos, como los libros de Gaitán, Camilo Torres, el Che. Lenin y estudiaba de manera particular al periodista y escritor revolucionario José Carlos Mariátegui.

Julito el hijo se encariñó mucho más con su madre que lo acompañaba casi todo el tiempo mientras que Luis entre el trabajo y el estudio descuidaba la relación con él: Defecto que no se perdona.

Aunque Ofelia se lo criticaba, los esfuerzos no fueron suficientes para lograr el necesario equilibrio y la necesaria dedicación de Luis para con el niño y eso lesionaba los afectos entre ellos dos que Ofelia expresaba con vehemencia

Luis se apasionaba por la literatura latinoamericana y leía a García Marques, Vargas Yosa.

Por los libros conocía el movimiento agrarista mejicano y la revolución de ese país liderada por Pancho Villa, la revolución cubana y el reciente triunfo de la revolución nicaragüense.

La pasión por la lectura y el estudio se los inculcó Pedro el dirigente petrolero de la Uso con quien aprendió a interesarse por los problemas del país.  En su biblioteca se leyó varias de las obras de José María Vargas Vila.

Dedicar mucho tiempo a los estudios fuera de casa, a parte de las jornadas de 10 o 12 horas de trabajo cada semana, afectó la relación con Ofelia quien un día de 1984 con lágrimas en los ojos le confesó que sentía desgano en continuar la relación de pareja y su deseo de volver a su vida campesina al lado de sus padres en el sur de Bolívar.

Sintió que el suelo se sacudía bajo sus pies pero fingió la serenidad machista tan propia de lo hombre en esos casos y cuando llegó la noche y fingiéndole más serenidad, esperaron que Julito se fuera a su cuarto y conversaron serenamente el asunto para concluir que se separarían y que ella se iría con Julito a quien Luis podría ver cada vez que fuera a la casa de sus suegros o que lo acordaran de otra manera.

Tres meses después de aquella dolorosa pero franca y respetuosa conversación, la pareja disuelta formalmente tomó caminos contrarios geográficamente, ella se embarcó con tres maletas y tres cajas de pertenecías en un bus para Barrancabermeja y él con una maleta de ropa y tres maletas de libros viajó rumbo a Arauca a verse con su tío en Tame Arauca.

El tiempo había pasado, era el año de 1990 y Luis tenía 39 años.

20 años después y abrazando el 2010 las maravillas de la comunicación por internet le permitieron tener mucha más información, multiplicar amistades que si no son personales y directas son virtuales y de esa manera interactuar con el mundo es asunto de tener un celular o una computadora, herramientas de las que desde los primeros tiempos del internet lo han acompañado.

Inclinado luego de los 40 por la música, creó varios ensayos y escribió versos que nunca quiso publicar y es solo del conocimiento de sus amigos más íntimos.

Convencido que todo ser humano de extracción humilde debe dar su granito de arena en pro de la justicia social, ha participado en innumerables jornadas populares con campesinos reclamantes de tierra, de trabajadores por sus múltiples derechos, de estudiantes por una educación digna e independiente, con maestros  protagonistas de una educación liberadora y al servicio de la humanidad.

Luis José, no milita en ningún partido ni agrupación política, se considera luchador popular y anti imperialista.

Considera que la única fuerza que producirá los cambios indispensables como futuro de los pueblos, son los mismos pueblos.

Que los verdaderos líderes o dirigentes son los que luchan con humildad y sencillez para defender los interés de las grandes mayorías de las que hablaba Gaitán y Camilo Torres.

Respeta y admira a quienes ejerciendo el derecho a la rebelión se rebelan contra el régimen y sus gobiernos represivos y corruptos en Colombia y con mucha más razón luego de los trágicos resultados del proceso de negociación entre las FARC y el Gobierno colombiano que aumentó la represión, profundizó la crisis social colombiana, multiplicó la nominalización de la protesta social y asiste al más impactante desgobierno sostenido en sus deslegitimadas Fuerzas Armadas responsables de más de 4 mil crímenes de lesa humanidad, llamados eufemísticamente falsos positivos.

Luis José Rodriguez incursiona en internet fijando una posición critica con un estilo particular del verso, debido a que la proliferación positiva de documentos artículos discursos y otros géneros críticos, pueden desmotivar a algu@s y cree que el genero del verso puede atraer a una parte del numeroso público del internet.

Finalmente debo decir que ningún aporte por humilde que sea no se pueden subestimar en la lucha por las transformaciones del sistema, pues los esfuerzos son similares a la lluvia, son los millones de millones de gotas las que crecen los ríos y se convierten en las intrépidas corrientes que capaces de transformarlo todo y así en esa lucha tesonera y de toas y todos llegaremos a las metas e ideales añorados por los que tantas y tantos luchadores han dado su vida y daremos la propia.

Sobre el autor

Foto del avatar

Luis José Rodriguez Sánchez

Escritor campesino y poeta de la vida que en versos describe los hechos políticos nacionales e internacionales.

Deja un comentario