Por Anibal Montes de Oca
Hoy en un comunicado de la cancillería, Colombia le pide a Cuba “fortalecer los lazos de amistad y cooperación”, esa es una buena intensión y debe seguir siendo un propósito de los dos pueblos. Pero para ello se requerirá que el gobierno colombiano cambie su postura de sumisión a los Estados Unidos, en su política de agresión a Cuba.
El gobierno de Colombia no tiene margen de maniobra ante los Estados Unidos para tomar una postura autónoma, pues está atrapado en su propia corrupción, la Narcopolitica, los falsos positivos, la matanza de líderes, el espionaje a contradictores.
Por ello esconde el hecho de que el 7 de noviembre de 2019, Colombia se abstuvo de votar la resolución anual de la Asamblea General de la ONU sobre la «Necesidad de acabar con el embargo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América a Cuba».
Para plantearle a Cuba amistad y cooperación lo primero que debería hacer el gobierno colombiano es reconocer sus agravios públicos y lesivos contra Cuba, como el de no rechazar el criminal bloqueo.
Pero no solo no reconoce su error si no que con el mayor de los cinismos acusa a Cuba de apoyar al terrorismo…]
Pero no solo no reconoce su error si no que con el mayor de los cinismos acusa a Cuba de apoyar al terrorismo al afirmar que existe “la presencia de miembros del ELN, que se atribuyen la responsabilidad de actividades terroristas, desde el territorio cubano.”
El comunicado de manera solapada toma una actitud pública hostil para con Cuba, desconociendo el papel de esta hermana república en la Paz de Colombia, y de paso niega los Protocolos de Ruptura de Conversaciones que el gobierno de Juan Manuel Santos firmo con el ELN en el año 2016.
Al expresar que, “Las relaciones de la República de Colombia y la República de Cuba deben estar por encima de las pretensiones del grupo terrorista ELN que, con sus actuaciones, se interpone en la implementación de los acuerdos con las FARC y obstaculiza la anhelada paz para los colombianos.” está responsabilizando a Cuba del resultado de su propia política de gobierno uribista, que se propuso destruir el proceso de paz.