• marzo 18, 2024 11:28 pm

Cien Horas con Fidel

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PorRosalba Alarcón Peña

Sep 10, 2022

Hay líderes de líderes, sin duda, Fidel Castro marcó un antes y un después en la historia de los cubanos, de Latinoamérica y el mundo. El periodista, sociólogo y escritor francés Ignacio Ramonet, realizó varias entrevistas al líder de la revolución cubana Fidel entre los años 2003 y 2005 que tiene un valor perdurable. Estaremos publicando cada capítulo del libro “Cien horas con Fidel” todos los sábados.

Capítulo 1

ANTECEDENTES DE LA REVOLUCIÓN-BOLÍVAR – AUTONOMISTAS Y PRONORTEAMERICANOS – LAS DOS GUERRAS DE INDEPENDENCIA CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES – MÁXIMO GÓMEZ ANTONIO MACEO – JOSÉ MARTÍ

Comandante, el año 2003 se celebró, no sólo el aniversario 150 del nacimiento de José Martí, sino también el aniversario 50 del asalto al Moncada. ¿Se puede decir que aquel 26 de julio de 1953 empezaba la Revolución Cubana?

No sería absolutamente justo, porque la Revolución Cubana comenzó con la primera guerra de independencia en 1868. Se inició por Oriente, el 10 de octubre de ese año, la dirigió un cubano bien preparado, Carlos Manuel de Céspedes.1 En aquella región no estaba tan extendida la esclavitud. La esclavitud era muy fuerte en la zona occidental, donde estaban las grandes plantaciones cafetaleras, y posteriormente las plantaciones de caña de azúcar. Estas tomaron gran auge a raíz de la rebelión de los esclavos.

¿La de Haití,2 en 1791?

Sí, en Haití. Muchos de aquellos colonos franceses se trasladaron a Cuba, a la provincia de Oriente, próxima a Haití, ya que las separa únicamente el llamado Paso de los Vientos.

Siempre hubo algún intercambio, hasta en la época de la población autóctona, entre Cuba y la región donde está ubicada Haití, que era la antigua isla de Santo Domingo; aquellas tribus en parte caribes eran más combativas, y les hicieron bastante resistencia a los españoles, y algunos cruzaron hasta acá.

De modo que cuando se inicia la conquista y colonización de Cuba había algunos indígenas emigrantes de Santo Domingo, y organizaron cierta resistencia en aquella región. Uno de ellos se llamaba Hatuey, es una de las figuras históricas de Cuba, el primero que intenta resistir, porque las tribus originarias que habitaban nuestro país estaban constituidas por grupos muy pacíficos. Los conquistadores vinieron con algunos caballos, espadas, ballestas, arcabuces, y los indígenas no estaban en condiciones de resistir; pero algunos resistieron.

La diferencia de progreso técnico era demasiado grande.

Los españoles venían de 800 años de guerras, e inundaron esto de guerreros. Era gente que había luchado por su independencia, contra la ocupación árabe.

Y los esclavos, decía usted, en un momento se sublevan en Haití.

 Cuando la rebelión de los esclavos de Haití, en 1791, que encabeza Toussaint-Louverture, había allí alrededor de 400 mil esclavos. Algunos cientos —tal vez miles, pero basta con unos cuantos cientos— de colonos franceses huyeron hacia Cuba. Algunos trajeron parte de sus dotaciones de esclavos y se instalaron en la zona más oriental de Cuba.

¿En el resto de la isla no había esclavitud?

Ya le dije que donde más extendida estaba la esclavitud era en la región occidental del país. En la antigua provincia de Oriente había esclavitud, pero en menor escala, porque principalmente se dedicaban a la cría de ganado y a cultivos menores.

Era la región con más propietarios individuales; después venía Camagüey, con grandes extensiones, que era ganadera y pocos esclavos también.

Desde el centro de la isla hacia occidente sí se desarrollaron muchas plantaciones cafetaleras y cañeras sobre base esclava, y en Matanzas y La Habana había más de mil pequeños centrales, cuyos equipos muchas veces se movían con tracción animal. Cuba se convierte en el más grande productor y exportador de café, ocupaba por aquella época los mercados que había tenido Haití.

En la década de 1 840 dos grandes ciclones barren las plantaciones de café; pero la caña es más resistente a los ciclones y a las sequías, es más segura; un ciclón fuerte puede reducir la cosecha en un 20 por ciento o un 25 por ciento, pero no se pierde la plantación. Era un cultivo más adecuado, pero necesitaba también muchos esclavos. En esa época cuando se inicia la primera guerra de independencia, en 1868, había en Cuba alrededor de 300 mil esclavos.

¿Sobre una población total de cuántos habitantes?

No le puede responder con exactitud, pero la calculo entre medio millón y un millón, tal vez, incluidos los esclavos. El resto de la población era de descendientes de españoles en la primera etapa de la colonización, los llamados criollos, dueños de la tierra y de las plantaciones. Los españoles peninsulares eran los dueños de la administración, el comercio, el orden interno, la defensa del país.

El mayor número de esclavos estaba en las plantaciones de caña, propiedad de los criollos. Eso tuvo una influencia grande, porque después de las guerras de independencia de Suramérica, a España le quedaron sólo Cuba y Puerto Rico. España reocupó un tiempo la isla Hispaniola.

Hubo guerras allí entre las dos partes, Haití y Santo Domingo. Y más o menos entre 1850 y I 860, antes de nuestra primera guerra de independencia, algunos dominicanos vinieron hacia acá, porque allí las guerras eran más bien con el vecino Haití. Algunos servían en el ejército español, y vinieron a Cuba como ciudadanos españoles, aunque de origen dominicano, tenían experiencia militar, y después se unieron —eran campesinos, agricultores— a los patriotas cubanos.

¿Cómo se inicia esa primera guerra de independencia?

Aquella guerra de 1868 la inicia un grupo de terratenientes. Tenían preparación y alguna cultura. Muchos eran abogados o tenían otras profesiones. Tenían un pensamiento liberal, eran partidarios de la independencia, y en pequeña escala dueños de esclavos, porque poseían algunas plantaciones cañeras.Grandes plantaciones de café, con numerosos esclavos, había sólo en la zona de Guantánamo, próxima a Haití.

El jefe de la revolución independentista, un hombre muy distinguido y culto, se llamaba Carlos Manuel de Céspedes, dueño de uno de los pequeños centrales azucareros. Venían conspirando los de aquella región oriental, desde Camagüey, y siempre esas conspiraciones se descubren por una vía o por otra, las autoridades hasta habían enviado una orden de arresto, pero ellos tenían amigos en los correos. Carlos Manuel de Céspedes conoce que se va a producir el arresto e inicia la sublevación el 10 de octubre de 1 868 en su central azucarero. Y a su pequeño grupo de esclavos los declara libres. A todos. No eran muchos, pero los puso en libertad.

¿Era frecuente, en esa época, liberar a los esclavos?

No lo era, y eso quedó como un gran gesto. Al revés de lo que ocurrió en Suramérica. Porque en Suramérica, cuando se inicia la guerra de independencia en 1810 —a raíz de la ocupación de España por Francia y del establecimiento de una nueva monarquía, al nombrar Napoleón rey a su hermano, José Bonaparte—, las colonias españolas se sublevan no contra España, sino contra la monarquía napoleónica impuesta a España, y así se crean las juntas patrióticas en Suramérica y otras partes del hemisferio que eran colonias españolas.

La primera fue en Venezuela, donde la independencia tenía un precursor, Miranda3, personaje famoso, que incluso había participado en la guerra de Independencia de Estados Unidos, porque la España de Carlos III había enviado soldados de origen suramericano, y cubano, incluso negros, mestizos y españoles, a luchar a favor de Washington. Esto fue en 1776, antes de la Revolución Francesa, que comienza en 1789. Entonces aquella gente había luchado; La Fayette, francés, participa también en aquella guerra, junto con muchos voluntarios españoles.4 De este modo hubo cubanos, gente de origen cubano, que combatieron por la independencia de Estados Unidos.

Miranda, venezolano, emigra a Francia, se convierte en un destacado jefe militar a las órdenes de los jefes revolucionarios de Francia, lucha allá por Flandes, por Bélgica, se destaca. En un momento dado cae en desgracia, como ocurría en aquella época, y por poco lo fusilan. Ya había recorrido Europa, se hizo famoso, y fue el precursor de la independencia de Suramérica. Intenta, incluso, desembarcar en su país para iniciar la lucha.

¿Esto se produce antes de que Simón Bolívar inicie la lucha por la independencia de la América española?

Mucho antes. Al ocurrir aquellos acontecimientos que llevaron a la instauración de una monarquía napoleónica en España, se crean las juntas en la América española en actos de lealtad, aunque había gente en esas juntas que eran partidarias de la independencia. En Venezuela, uno de ellos fue, precisamente, Simón Bolívar. Miranda no estaba allí, lo llaman después; pero había un grupo de criollos que también tenían esclavos. Ellos crean la junta, y fue la primera que decide proclamar la independencia, dirigidos por gente de distintas tendencias, entre los que estaba Bolívar, un oficial muy joven. Allí estaba ya el preceptor de Bolívar, Simón Rodríguez, al que llamaban «Robinson». Bolívar había estado en Francia, había presenciado el desfile de las tropas napoleónicas en Italia y estaba muy impresionado también por las proezas del Napoleón revolucionario. Durante ese viaje —en el monte Sacro, el 15 de agosto de 1805—, junto con Simón Rodríguez, hace el juramento de luchar por la independencia de Venezuela. Estaba inspirado en la Revolución Francesa y estaba inspirado en Napoleón, en sus glorias, su grandeza, sus batallas y su papel de libertador, porque en aquella época Napoleón era trasmisor de las ideas de la Revolución Francesa.

Pero me imagino que la mayoría de estos libertadores no pensaban en liberar a sus esclavos, ¿no?

No, ellos, los criollos, no liberan a los esclavos. Y entonces es cuando José Tomás Boves5, un asturiano listo, lleva a cabo lo que posiblemente fue una de las primeras guerras de clases en este hemisferio, porque, en Venezuela, Boves se va dónde están los llaneros, que eran indios y mestizos, unos jinetes temibles, en aquellas grandes llanuras llenas de caballos casi salvajes. Y hace allí a su manera una especie de reforma agraria; como las tierras eran de los criollos sublevados, las expropia y entrega tierras, entrega haciendas y convierte a los llaneros, digamos, en dueños de aquello, y al frente de una tropa Pro española avanza por los llanos, arrolladoramente, quemando y matando venezolanos.

Un escritor venezolano famoso, Arturo Uslar Pietri,6 autor de excelentes libros, tiene una novela que se titula Las lanzas coloradas. Parece describir hasta el tronar de la caballería avanzando por los llanos. Fue ese ejército de llaneros pobres, esclavos y semiesclavos, el que con su imparable caballería derrota a los venezolanos independentistas, y toma a Caracas. Esto ocurre cuando se creó la segunda república.

Cuando se proclama la primera, en 1810, todavía Bolívar no era el jefe, era Miranda, llamado «El Precursor». Y Miranda, ante la derrota, pacta la paz. Estaba a punto de tomar un barco inglés en La Guaira, llegan Bolívar y un grupo de oficiales inconformes con la paz de «El Precursor» y lo arrestan. Miranda había adquirido muchas costumbres francesas en cuanto a sus hábitos, los baños, la vida que llevaba la gente distinguida, los nobles, y en vez de estar en el barco inglés, se queda aquella noche descansando, dio tiempo a que lo detuvieran. Lo capturan y lo arrestan, porque veían su renuncia como un acto de traición.

Pero el poder lo había recuperado España, gracias a la ofensiva de los llaneros.

No. Los llaneros actúan cuando se restablece la independencia y se crea la Segunda República. Esto sucede antes, cuando Miranda pacta. Bolívar y sus amigos tienen que escapar, consiguen tomar un barco. Miranda cae prisionero. Bolívar viaja hacia el oeste, hacia la isla Bonaire, que era posesión holandesa, desembarca después en las proximidades del río Magdalena e inicia río arriba una ofensiva con unos pocos hombres, que se llamó «la campaña admirable».

Aún había, por el territorio de Colombia, parte de las tropas patrióticas. Bolívar llega, las reúne y reanuda la lucha, toma Caracas otra vez y restablece el poder patriótico. Pero los esclavos seguían sin ser liberados. Es en ese momento, el 26 de marzo de 1812 —un jueves Santo—, cuando se produce un terremoto y Bolívar pronuncia aquella frase célebre: «Si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca.» Terrible el terremoto; famosa la frase.

Es después de la segunda derrota de la República cuando se retira de Venezuela y marcha a Jamaica. Allí es donde escribe la célebre Carta de Jamaica, y es donde entra en contacto, en 1816, con el presidente Petión7 de Haití. Petión comienza a ejercer una influencia sobre él en favor de la libertad de los esclavos; lo ayuda con armas y Bolívar le promete la abolición de la esclavitud. Había recibido la gran lección de lo ocurrido con la Primera República. Realmente fueron dos repúblicas.

Entonces inicia la lucha por la tercera. Desembarca en territorio venezolano, sube por el río Orinoco hasta donde hoy está Ciudad Bolívar, y es allí en Angostura donde elabora las ideas de la Constitución y decreta la abolición de la esclavitud. José Antonio Páez, un llanero patriota, arrastra tras sí a muchos de aquellos llaneros indios y mestizos. A partir de estos acontecimientos la victoria está asegurada. Para que vea la relación entre la abolición de la esclavitud y la independencia.

¿En Cuba, fue Céspedes el primero que libera a los esclavos?

Sí. Cuando Carlos Manuel de Céspedes inicia la lucha. La medida se aplica en la región de Oriente y Camagüey. Muchos de esos esclavos liberados se unieron a los patriotas. Aquella guerra duró diez años. Ahí es donde surge un jefe dominicano brillante, Máximo Gómez.8 Y otro jefe también brillante, negro.

¿Antonio Maceo?

Maceo. Cuyo padre, venezolano, había emigrado al terminar la guerra de independencia en Venezuela. Después aquí, se casa con una cubana, tiene numerosos hijos. El más brillante de nuestros soldados, un hombre negro, fue Antonio Maceo, nace en 1845, en Santiago de Cuba.y.

Al parecer, una parte de los criollos que se alzan en 1868 contra España lo hacen con el propósito de unirse a los Estados Unidos. ¿Es cierto?

La idea de la independencia tuvo que enfrentarse a muchas corrientes a lo largo del siglo XVIII y del siglo xix, entre ellas corrientes reformistas, corrientes autonomistas.

El colonialismo español era diferente al británico. Realmente los españoles no son como los británicos, su colonialismo no fue igual; hubo distintos tipos de colonialismo, distinto trato, incluso, a los esclavos. Mire, una cosa positiva en los españoles: ellos, por ejemplo, permitían a los esclavos africanos sus ritos, los autorizaban. Era hasta una forma de mantenerlos más tranquilos, porque en este clima, en este territorio, con la explotación y el maltrato al que eran sometidos los esclavos, hubo muchas sublevaciones, muchos esclavos escapaban y después los perseguían, pero mantenían sus sentimientos religiosos.

Fíjese qué diferente en Estados Unidos. En Estados Unidos apenas existen cultos norteamericanos de origen africano; existe la religión cristiana en general, incluida la católica; existen incluso otras religiones, musulmana, judía, budista… pero no hay cultos de origen africano. Aquí estaba la religión católica; había poca presencia de otras religiones cristianas, pero sí existían los cultos entre aquella masa de esclavos. Su religión eran aquellos cultos, el sincretismo religioso, algunas de las Figuras de la Iglesia Católica eran también usadas con otros nombres e introducidas en los ritos de los africanos, a partir de dioses que ellos tenían, dioses en los cuales ellos creían. Esa fue una diferencia grande.

Quizá por eso algunos criollos querían unirse a Estados Unidos.

Existía cierto sentimiento anexionista en algunos de aquellos patriotas, porque había transcurrido muy poco tiempo desde la Guerra de Secesión en Estados Unidos, que duró de 1861 a 1865, guerra ganada por los del Norte. Abraham Lincoln emerge como una Figura muy atractiva.

Ya había en Cuba, en muchos terratenientes criollos dueños de esclavos, un sentimiento anexionista, el deseo de integrarse a Estados Unidos, especialmente en la zona occidental de Cuba. Los ingleses habían prohibido el tráfico de esclavos, y aquellos criollos temían que los británicos decretaran e impusieran en todo el Caribe la abolición de la esclavitud. Lo que ya Inglaterra había abolido era la trata, es decir, el transporte de los esclavos desde África. Se crea así un sentimiento anexionista estimulado en Norteamérica por los del Sur, que se oponían a los del Norte y competían por los votos en el Senado. Si los del Sur creaban un nuevo estado esclavista en el Sur, los del Norte creaban otro en sentido contrario, hasta el momento en que los del Norte, que por razones económicas lógicas e ideas más liberales se oponían al sistema esclavista, obtuvieron la mayoría. Ése es el momento en que estalla la Guerra de Secesión y se decreta la abolición de la esclavitud. Fue en 1861.

La imagen de Abraham Lincoln, líder del Norte, era muy estimada ya; pero hasta entonces, en la región occidental, los dueños de los esclavos —la inmensa mayoría, no todos, siempre hay las excepciones—, anhelaban unirse al Sur de Estados Unidos. Se creó un sentimiento anexionista; pero ese sentimiento prevaleció en la zona occidental y se extendió poco en la región oriental, donde se originó la guerra por la independencia.

¿Ellos pensaban realmente separarse de España y unirse a los Estados Unidos?

Carlos Manuel de Céspedes no, ni la inmensa mayoría de los que se alzan, pero en la región camagüeyana había alguna influencia de gente que había tenido ideas anexionistas, pienso que fundamentalmente por odio a España. En ese momento influía el hecho de que en Estados Unidos acababan de abolir la esclavitud, después de una sangrienta guerra y había surgido una figura tan prominente y atractiva como Abraham Lincoln, asesinado más tarde. Cuando nuestra guerra de independencia se inicia, en 1868, ese sentimiento anexionista no estaba totalmente erradicado en una parte de aquella gente, que veían a Céspedes un poco como un caudillo. Era un hombre extraordinario. Inicia la lucha antes de que lo arrestaran, libera a los esclavos, asume el cargo de General en Jefe y adopta una bandera muy diferente a la de Estados Unidos. Aquella gente era muy formalista, reúnen un grupo constituyente, y se discute bastante, hasta de la idea de la bandera. Por evidentes rivalidades y reservas de una parte de los constituyentes con Céspedes se rechaza la bandera con la que inició la lucha.

Finalmente, la que adoptan es la que había traído Narciso López10 el año 1850, que era muy parecida a la de Texas, con una estrella en un triángulo. Durante mucho tiempo se vio en Cuba al general Narciso López como un héroe. Había sido uno de los jefes militares españoles que lucharon en la batalla de Carabobo, que selló la independencia de Venezuela en 1824.

¿Combate junto a Bolívar?

No, Narciso López, destacado oficial del ejército español, lucha junto a los españoles, contra Bolívar. Regresa a España, después viene a Cuba, se une a los patriotas, tiene que huir y se va a Estados Unidos. Resultaba muy extraño que emergiera como libertador al mando de una fuerza procedente de Estados Unidos. Narciso López organiza la expedición, financiada por los esclavistas del Sur y de ahí su idea de una bandera inspirada en la de Texas. Como en medio de una gran confusión histórica fue la primera en enarbolarse en guerra contra el poder opresor quedó como símbolo de una guerra por la independencia, cuando realmente era una guerra anexionista.

La historiografía después descubre todo eso; pero durante mucho tiempo, incluso ya instaurada la supuesta república soberana de Cuba, se le atribuía a esa guerra un carácter patriótico. Como es obvio, ningún interés podía tener el imperialismo y sus aliados en esclarecer aquel episodio.

En la Asamblea Constituyente de 1868-1869, cuando se crea el Parlamento —era un Parlamento ambulante en medio de una guerra irregular, ya se imaginará cómo era aquello— se adopta esa bandera, y no la de Carlos Manuel de Céspedes.

Sin embargo, en definitiva, esa bandera de dudoso origen se convierte en la actual bandera de Cuba. Sí, porque esa bandera se llena de gloria. Adoptada en aquella Constituyente, es la bandera de las heroicas luchas de nuestro pueblo, la gloriosa bandera de todos los cubanos a lo largo de más de 135 años de incesante batallar por la independencia ayer y el socialismo hoy Ha sido mil veces lavada de aquel extraño origen por la sangre más pura y solidaria que se haya derramado nunca, gracias a la cual existe Cuba, enfrentada al imperio más poderoso que ha existido en la historia de la humanidad. Después fue la bandera nacional y presidió todas nuestras luchas hasta hoy.

Si entiendo bien, muchos criollos cubanos no querían la independencia de Cuba, sino desligarse de España para integrarse como un estado más a Estados Unidos, y en particular a los estados del Sur, antiabolicionistas y esclavistas.

En Cuba lo que había era una sociedad esclavista, donde la gran mayoría de aquellos ricos eran esclavistas temerosos de la abolición de la esclavitud, y Pro anexionistas. Era diferente en las zonas orientales, con excepción de Guantánamo, donde había esclavitud y fuerte. De modo tal que, en los primeros años, ya hecha la Constituyente, nombrado jefe Máximo Gómez, Maceo, aquel jefe negro que empieza a distinguirse, tiene que invadir Guantánamo y librar sangrientos combates contra las fuerzas españolas en las plantaciones de café para liberar a los esclavos. Han quedado muchos nombres franceses en Santiago de Cuba y en toda esa zona, porque a los esclavos les ponían el nombre de los dueños de las plantaciones. Por eso hay gran cantidad de apellidos franceses.

Esa primera guerra de 1868 la pierden los patriotas. Así es, en definitiva, por falta de unidad en la última etapa de la guerra.

Aunque aquella guerra se pierde, usted dice que con ella empieza la Revolución Cubana.

Ahí es donde nosotros decimos que comienza —y yo le dije— la Revolución. Para nosotros comienza la gran lucha. ¡Y ésa primera guerra dura muchos años, dura diez años! Es increíble la resistencia ofrecida contra los españoles, que eran poderosos y tozudos, más los criollos que estaban en contra de la independencia, los dueños de las plantaciones, de modo tal que, aunque hubo en Estados Unidos liberación de los esclavos en 1864, aquí no fue abolida la esclavitud hasta 1886. Sin embargo, todos los que se liberaron en la mitad oriental de la isla, dondequiera que llegaron las tropas patrióticas, hasta más allá de la mitad, cerca de Matanzas, los esclavos se unían a la guerra de independencia, dirigidos, en general, por personas que tenían más preparación, más cultura. Hubo muchos oficiales brillantes de origen negro entre los jefes, ya le hablé de Maceo, nacido en Santiago de Cuba, un hombre muy patriota, de humilde procedencia, poseía especial capacidad de mando, gran inteligencia y un buen nivel cultural.

¿Qué pasó después de esa guerra?

Después de la Guerra de los Diez Años hubo un intervalo, estaba agotado el país. Hubo algo después, una llamada Guerra Chiquita, algunos desembarcos y otras acciones. Pero no contaban con fuerzas suficientes, el país no se había recuperado de aquella destructora lucha de diez años, y es en 1895 cuando se inicia la segunda guerra.

Cuyo protagonista principal es José Martí.

Sí, Martí, que nace hace ciento cincuenta años, en enero de 1853… En la primera guerra de independencia, la de 1868, Martí tenía 15 años, no había cumplido 16 años. Era hijo de un oficial español, de un capitán español…

¿Que había participado en la guerra…?

No, no había participado, pertenecía a la guarnición en La Habana. En el momento del nacimiento de Martí no había guerra. Nace en 1853, y cuando empieza aquella guerra, Martí tenía 15 años.

Poseía un talento singular, y aún adolescente lo envían a prisión, le ponen unos grilletes y lo obligan a trabajar en las canteras. Tuvo un preceptor y se caracterizaba por sus ideas independentistas. Un milagro de hombre, con un talento extraordinario. Lo tienen preso en las canteras, y escribe después cosas maravillosas: El presidio político en Cuba, por ejemplo. En España escribe La República Española ante la Revolución cubana, porque se había producido un movimiento que establece en España una república en 1874, y aquella república mantenía una guerra sangrienta contra Cuba, un país que quería ser independiente. Él analiza todas las contradicciones. El presidio político en Cuba y La República española…, ¡qué documentos tan extraordinarios, a los 16 y 17 años, es increíble.

¿Qué hace Martí después? ¿Se queda un tiempo en España?

¿Después?  Bueno, estudia allá. Él está en condiciones físicas que no son muy buenas, y se encuentra en el extranjero desde muy joven. Después emigra a México, Guatemala, Venezuela, y en 1880 llega a Estados Unidos.

Se nota que siente usted por José Martí una gran admiración.

Fíjese, el mérito de Martí, el más grande mérito: se acaba la guerra aquella que tuvo lugar entre 1868 y 1878, él es un joven intelectual y patriota, poeta, escritor, con ideas independentistas, y es entonces el hombre que, a la edad de 25 años, comienza a unir a los veteranos de la Guerra de los Diez Años. No hay nada más difícil en el mundo que unir a militares veteranos, sobre todo si quien pretende unirlos es un intelectual que ha estado en España y que no ha estado en la guerra. Y logró unirlos. ¡Qué talento y capacidad! ¡Qué pensamiento, qué firmeza! Tiene una doctrina, desarrolla la filosofía de la independencia y un pensamiento humanista excepcional. Martí más de una vez habló sobre el odio: «No albergamos odio contra el español…» Era muy comprensivo en eso.

¿Era su principal mérito?

Su mayor mérito, desde mi punto de vista, es que logra reunir y dirigir políticamente a generales

famosísimos. Tenía mucho carácter, sabía discutir, y en cierto momento hasta rompe con alguno de ellos.

Pero reúne a la emigración cubana, la organiza en un partido revolucionario, predica, recoge fondos. Estuvo en distintas partes, era un gran admirador de Bolívar, un gran admirador de Juárez», de todos los luchadores por la independencia de los pueblos latinoamericanos.

Un día viajó a Venezuela y escribe que antes de quitarse el polvo del camino lo primero que hizo fue visitar la estatua de Bolívar, allí en Caracas, una cosa preciosa. Es una lástima que no se conozca mejor su pensamiento.

Desde luego, después Martí fue siendo cada vez más conocido. Había logrado reunir a los generales, hacerlos adherir a su causa y a su partido. Organiza la guerra y cuando ya va a comenzar la guerra, le ocupan el armamento allí en Estados Unidos…

¿Y a pesar de todo mantiene el proyecto de empezar la guerra?

Así es. Le han ocupado las armas y. a pesar de todo, da la orden y viene, no suspende la decisión de

comenzar la lucha, ya estaba dada la orden. Y no le quedaban fondos, recaudó unos pocos, fue para Santo Domingo, se reunió con Máximo Gómez, el más destacado estratega. Maceo estaba en Centroamérica, Los principales jefes están por distintas partes, y algunos en Estados Unidos. Martí los organiza para que desembarquen. La guerra comienza por la zona de Matanzas, región de plantaciones cañeras y de muchos esclavos, y también por la región oriental, donde la tradición insurreccional permanecía viva; Martí va a Santo Domingo, redacta un manifiesto, el llamado Manifiesto de Montecristi, en el que plasma las principales ideas programáticas de la revolución independentista. Con un esfuerzo tremendo, en un buque alemán que iba de cruce por allí, logra montarse en el barco y desembarcar en un bote, en una noche tormentosa. Desembarca en un lugar que se llama Playitas, con seis o siete personas.

Los que vinieron de Centroamérica, como Maceo, también habían atravesado una situación muy difícil, tan difícil como la que atravesamos nosotros después del desembarco del «Granma» en 1956. Pero ya había antiguos combatientes. Y también grupos de represión de la población autóctona de la zona que habían sido muy adoctrinados por los españoles, eran temibles… Maceo se encuentra aislado después de su desembarco por Baracoa, pero logra llegar a las zonas próximas a Santiago, y cuando desembarcan Martí y Máximo Gómez, sólo en unas cuantas semanas después, ya Maceo tenía miles de hombres a caballo.

¿Esa guerra, sus tácticas, sus técnicas de guerrilla, le sirvieron a usted de modelo en la Sierra Maestra después de 1956?

En la guerra de 1895 a 1898, los cubanos se enfrentaban a más de 300 mil combatientes españoles, entre soldados y criollos. Fue una guerra tremenda, el Vietnam del siglo xix. Y tenían que realizar una guerra irregular. Era una vieja concepción en aquella época, había que invadir las zonas ricas de Occidente. Ellos iban quemándolo todo. En eso nosotros fuimos diferentes, porque hicimos una pequeña innovación: no destruir ningún central azucarero.

Si tú destruyes esa industria, no tienes oportunidad de cobrar impuestos, ni de comprar suministros, y a veces hasta balas, armas, o emboscar una tropa que se mueve para cuidar la industria. Nosotros usamos otra concepción. La de aquellos combatientes, en 1895, era la tea, lo quemaban todo, caña y fábrica de azúcar. Así quemaron todos los centrales de un extremo a otro de la isla, porque del dinero del azúcar salían los fondos que financiaban la guerra, porque esta colonia le suministraba a España infinidad de recursos como principal exportadora del azúcar, la exportaban a Estados Unidos, a Europa, dondequiera, y la concepción de aquellos combatientes era destruir todo eso.

Entonces, bueno, lo que nosotros hicimos fue no quemar los centrales azucareros y cobrar el impuesto cuando pudimos cobrarlo. Al final, cobramos tantos impuestos que cuando se acabó la guerra teníamos como 8 millones de dólares en efectivo, algunos acabaron de pagar después; pero estaban pagando.

¿En la guerra de 1895, hay rivalidades entre Martí y los otros jefes, Maceo o Máximo Gómez?

Toda la odisea de la preparación y del comienzo de esa guerra la describe Martí. Escribía en su diario. Fue una maravilla lo que escribió. Y es necesario que le añada esto: al considerar Maceo que no eran suficientes los pocos fondos que le enviaban para desembarcar en Cuba, Martí se ve en la necesidad de asignar la tarea a otro jefe para organizar la expedición con los recursos disponibles. Maceo viene de esa forma. Era el más destacado jefe, el de mayor experiencia, el de más prestigio; desembarca, como le dije, por Baracoa, en condiciones muy difíciles; y se pone a la cabeza de miles de hombres. Sobre el terreno, él es quién controla la situación. Entonces llegan Máximo Gómez y Martí al campamento. Maceo los recibe, pero eran casi unos invitados. Hay un momento, y lo escribe Martí en su diario, en que Maceo se siente amargado. El primer día que llegaron duermen fuera del campamento, después entran y discuten, y parece que fueron agrias las discusiones. Martí cuenta que Maceo se queja de cómo lo habían tratado. Todavía le quedaba un poquito de disgusto. Pero finalmente Maceo acata la decisión. Era un hombre honesto, brillante, noble y disciplinado, y lo siguió siendo todo el tiempo.

¿Martí participaba en la lucha? ¿Cómo intelectual, tenía alguna experiencia del combate militar?

Eso dio lugar a discusiones. A los pocos días de salir del campamento de Maceo, ya en mayo, el 19 de mayo de 1 895, se produce un combate sorpresivo, una columna española se mueve y tiene un encuentro, no muy lejos de donde está Martí. Máximo Gómez, con cierta autoridad de militar, le dice a Martí: «No, usted se queda aquí». Un hábito de los militares, que cuando hay un civil le dicen: «Mire, usted no sabe nada de esto, quédese ahí.» A mí me pasó en Bogotá en 1948.

En 1948, cuando mataron a Gaitán.12

Sí, a mí también me dijeron: «No, usted aquí.» Eran militares cubanos en el Consulado, en cuya entrada se produjo un tiroteo. Pero ésa es otra historia.

La gente recibía a Martí con mucha simpatía, lo llamaban presidente: «Viva el presidente. ¡Viva Martí!». Él hablaba con la gente, lo conocían mucho, él había organizado todo aquello, y lo llamaban presidente, no había otro.

¿Y eso no le gustaba a Máximo Gómez?

No es eso. El general en jefe, de origen dominicano, que es Máximo Gómez, era un hombre honorable, maravilloso, pero de mucho rigor, disciplina y mal genio… Y él decía. «No me le llamen —como temiendo que le echaran a perder a Martí— presidente; mientras yo viva, Martí nunca será presidente». Pero lo dice porque no tiene muy buena opinión del cargo de presidente y de los presidentes. El veía a Martí con una pureza especial.

Entonces, cuando ese día de mayo de 1895 se produce casualmente un combate, le dice a Martí que se quede allí con un ayudante, que se llamaba La Guardia. Martí no se queda, va al combate y muere.

Esto lo cuenta La Guardia. Martí está escribiendo en su diario y redactando unas cartas. Allí es donde confiesa al final de una carta inconclusa a Manuel Mercado, un mexicano que fue su gran amigo durante muchos años: «Todo cuanto he hecho hasta hoy y haré es para impedir, con la independencia de Cuba, que Estados Unidos se extienda sobre el resto de los países de América». Y después añade: «En silencio ha tenido que ser, porque hay cosas que de divulgarse tal como son —es ¡a idea, no estoy diciendo las palabras exactas— harían imposible sobre ellas el triunfo. Lo dice en la última e inconclusa carta.

¿Es lo último que escribe Martí?

Es una maravilla lo que dice: Para evitar, con la independencia de Cuba y Puerto Rico, que los Estados Unidos caigan con esa fuerza más sobre los pueblos de América, y se extiendan más. «Cuanto hice hasta hoy, y haré es para eso», y añade: «En silencio ha tenido que ser». «Todo cuanto he hecho hasta hoy, y haré, es para eso,» y explica por qué. Ésa es la herencia que nos deja aquel hombre.

Son frases que parecen haberle marcado. ¿Usted también las ha hecho suyas, como proyecto político? Sí. Yo empiezo a adquirir una cultura política, así, con palabras como ésas, prácticamente después que termino el bachillerato, porque todo ese tiempo estudié en colegios de religiosos: La Salle, de origen francés, primero, hasta la mitad de quinto grado; Dolores, de los jesuitas, hasta que concluyo el segundo año de bachillerato, y Belén, en La Habana, de los jesuitas también, eran jesuitas españoles y estaba recién finalizada aquella terrible guerra civil española, en la que se fusilaron unos a otros.

Yo, cuando termino el bachillerato, he leído, tengo simpatías por los patriotas cubanos, por sus luchas, a uno le enseñan un poquito de eso. Pero, como a esta república, según se decía, la habían independizado los norteamericanos, yo no estaba en condiciones de saber cuál era el papel de los patriotas en nuestra guerra de independencia.

Sí iba, en Santiago de Cuba, a ver El Morro; frente a ese Morro y a esa bahía donde se dio la batalla naval famosa. Yo no podía saber cómo fue, ni los por qué de aquella intervención. Sí veía obuses enormes en distintos lugares, que estaban como recuerdo de los bombardeos —después eso lo tuve que aprender—; pero yo no habría podido entender qué tipo de guerra había sido. Un alumno de cuarto, quinto o sexto grado que no tuviera un preceptor, que no tuviera alguien que le explicase, no estaba en condiciones de conocer aquello.

Pero ya adolescente, usted empieza a leer a Martí y a comprender su importancia política.

Yo lo primero que leo, en mi adolescencia, es lo de las guerras de independencia y los textos de Martí. Me convierto en un simpatizante de Martí cuando empiezo a leer sus obras. Martí adivinó el imperialismo, porque el primero que habló de imperialismo fue Martí, del naciente imperialismo. Él sí sabía del expansionismo, la guerra de México y todos los demás tipos de guerra, y era muy opuesto y muy crítico a todo eso. Fue un precursor. Antes que Lenin, Martí organiza un partido para hacer la revolución, el Partido Revolucionario Cubano. No era un partido socialista, puesto que ésta era una sociedad esclavista donde un puñado de hombres libres y patriotas estaba luchando por la independencia. Sin embargo, tenía un pensamiento muy avanzado, antiesclavista, independentista y profundamente humanista.

¿Martí había leído a Marx?

Parece que algo leyó de Marx, porque en sus obras habla sobre Marx, Tiene dos o tres frases magníficas, cuando menciona a Marx, y una de ellas, recuerdo ahora, dice: «Puesto que se puso del lado de los pobres, merece honor.»14 Así, tiene otras frases que son elogiosas de Marx.

¿Piensa usted que las tesis de Marx pudieron influir de alguna manera en el pensamiento de Martí?

La teoría de Marx parte del desarrollo de las fuerzas productivas en los países capitalistas más avanzados. Estima que el surgimiento de la clase obrera sepultaría aquel sistema capitalista. Él escribía esto cuando, precisamente, Estados Unidos invade a México, y anexiona Texas, que fue en el año de 1846. Y Marx escribe allá —no sé, ese artículo yo no lo he visto, pero algunos lo han mencionado bastante— que él ve como positiva aquella anexión, puesto que eso contribuiría al rápido desarrollo de las fuerzas productivas, que era su esquema. Porque del problema de las colonias no se hablaba en aquella época. Lenin es el primero que aborda el problema de las colonias, del colonialismo.

¿Qué influencia tuvo Marx sobre Martí…?

No sé si incluso los más expertos en el pensamiento martiano conocen lo que llegó a saber de Marx, pero sí sabía que Marx era un luchador a favor de los pobres. Acuérdese que Marx estaba luchando por la organización de los obreros, fundando la Internacional Comunista. Y Martí lo sabía.

Una de las cosas que más impactó en Martí fue el fusilamiento atroz e injusto de los ocho estudiantes cubanos de Medicina, en el año de 1871. Él tenía entonces —cuando los fusilan, el 27 de noviembre—, años cumplidos. Hizo un poema maravilloso, además de los escritos que le mencioné: A mis hermanos muertos el 27 de noviembre. Y él conoce también el fusilamiento de los obreros mártires de Chicago, aquel Primero de mayo de 1886 que se convierte en el Día Internacional de los Trabajadores. Martí lucha, inicia su guerra en 1895 y muere en mayo de ese año.

¿Muere en acción de guerra, combatiendo?

Muere en combate, él, que era intelectual; pero con una convicción. Él soñaba. ¡Qué admiración sentía…! Conmemoraba los 27 de noviembre y los 10 de octubre, fecha en que se inició la primera guerra de independencia en 1868. Es el escritor, casi el biógrafo, el apologista de todos aquellos grandes patriotas. Con un estilo muy especial. Sus propios discursos no son fáciles de comprender, porque son ideas, un río de ideas.

Yo a veces lo he expresado de la siguiente forma: «Una catarata de ideas en un arroyo de palabras». El introducía en ellas el universo, una frase tras otra: ése era el estilo de sus discursos. Y tiene discursos famosos, los que pronunciaba en cada una de las efemérides más trascendentes.

Como en todo pensamiento humanista occidental, hay en él un contenido de ética cristiana. Era un hombre de gran ética… No consta que fuera creyente; pero los mejores valores, las guerras de independencia de este hemisferio, las luchas en Europa y la Revolución Francesa habían influido sobre él notablemente. Era periodista, escritor, poeta, estadista, visionario.

Organiza el Partido —ya le digo, antes de que Lenin organizara un partido— para dirigir la independencia, luchando contra corrientes anexionistas, que todavía las había; luchando igualmente contra corrientes autonomistas, y tiene fuertes polémicas con ellos, porque eran partidarios de la autonomía, y él partidario de la independencia. Hombre de paz, de sinceros sentimientos de paz; era partidario de la guerra, pero llamaba a una «guerra necesaria y rápida», quería organizaría de forma que hubiera el menor número de víctimas. Desde luego, era antiesclavista y antirracista a ultranza, escribió maravillas sobre eso.

Habla de una República constituida. Era partidario de una República «con todos y para el bien de todos»: cubanos, españoles y de etnias diferentes. Su manifiesto es formidable, el que suscribe junto al que iba a ser el jefe militar, Máximo Gómez, allá en Santo Domingo: expresa su pensamiento de lo que debía ser la República, lo más avanzado que en aquellas circunstancias podía concebirse. Pero no se puede decir que era marxista. Sin duda un simpatizante de los trabajadores y por ello un admirador de los objetivos de Marx. Conocía de todo, de economía. Hay escritos suyos, artículos que hizo cuando Estados Unidos, por primera vez, propone una especie de ALCA15, una comunidad económica con América Latina. No sé si usted los conoce, usted que tanto ha escrito sobre lo de la globalización y el ALCA. Es que Martí luchó contra una especie de ALCA y explicó con una sabiduría infinita por qué no les convenía a los países de América Latina esa comunidad económica, por qué no convenía esa alianza, esa asociación con un país que era mucho más desarrollado.

Martí rechaza, de antemano, una zona económica de libre cambio.

De libre comercio. Martí hace artículos formidables que se podrían reeditar ahora para combatir el ALCA, para que usted vea las raíces de determinadas ideas. Así que ya con esto le digo cuan universal era su pensamiento.

Él, además, no sólo pensaba en la independencia de Cuba sino también en la de Puerto Rico, ¿verdad? De ambos. Su objetivo era la independencia de las dos islas.

Entonces, cuando próximo a dar la orden de iniciar la guerra, cuando ya tiene calculada la fecha y adquiridas las armas, con mucho sacrificio, con dinero que recaudó entre los obreros de Tampa… Él era un líder obrero, además; era el ídolo de los tabaqueros de Tampa, los principales contribuyentes a los fondos para la

independencia.

Esos tabaqueros eran cubanos emigrados que estaban trabajando en la Florida.

Cubanos trabajando allá. Era muy sólida su autoridad entre los emigrantes y especialmente en los de Tampa, emigrantes de Cuba especializados en torcer tabaco, tabaco cubano; era fácil, mandaban el tabaco cubano desde aquí v ellos lo torcían en la Florida. Muchos de sus discursos los pronunció allí; la base de su partido fue obrera, fundamentalmente aquella gente. Aunque allí no cabía hablar de una república socialista, su programa era lo más humano y lo más avanzado posible. Si usted sigue la línea de aquel pensamiento, termina con un programa socialista. Es lo que digo también del Nuevo Testamento y la prédica cristiana. Con las prédicas de Cristo se puede hacer un programa socialista radical.

En particular con el Sermón de la Montaña.16

Los sermones, las parábolas y los pensamientos de Cristo, fueron recogidos por unos pescadores que no sabían leer ni escribir. Yo a veces digo: Cristo convirtió el agua en vino y multiplicó los peces y los panes, eso mismo es lo que queremos hacer nosotros, multiplicar los peces y los panes17. El rico Epulión le pagó lo mismo al que trabajó cuatro horas que al que trabajó ocho,18 una distribución comunista, ni siquiera socialista. Bueno, hasta Cristo usó la violencia en determinado momento, cuando azotó a los mercaderes y los expulsó del templo.10 Surgieron, sin embargo, algunas corrientes que, desde luego, no tenían finalmente mucho de cristiano, porque se aliaron a ricos…

En el fondo, usted es un gran cristiano.

Yo el otro día se lo estaba diciendo a Chávez, el presidente de Venezuela; porque Hugo Chávez es cristiano y habla mucho de eso: «Si me llaman cristiano, no desde el punto de vista religioso, pero sí desde el punto de vista social, afirmo que yo también soy cristiano». A partir de las convicciones y los objetivos que sustento.

Fue la primera doctrina que surge en aquella época, en aquellos tiempos, tiempos bárbaros, y sale de ella un conjunto de preceptos muy humanos. No hay que ser cristiano, en el sentido religioso, para comprender los valores éticos y de justicia social que aportó aquel pensamiento. Claro, yo soy socialista, soy marxista y soy leninista, no he dejado ni dejaré de serlo nunca.

Y martiano también, claro… Por supuesto, primero fui martiano y después fui martiano, marxista y leninista.

¿Usted se inscribe en la prolongación del pensamiento de Martí?

Mi primer pensamiento político fue el martiano; pero ya cuando el ataque al Moneada, en 1953, había leído lo suficiente sobre el socialismo, tenía un pensamiento martiano desarrollado y además ideas socialistas radicales. Por eso, cuando usted dice que la Revolución comienza el 26 de julio de 1953, nosotros decimos que comienza el 10 de octubre de 1868 y se prolonga a través de la historia.

Le he explicado el papel de Martí y por qué nos convertimos nosotros en martianos… Perdóneme que me haya extendido tanto, pero ya que abordamos el tema tenía que decir algunas cosas.

Sobre el autor

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Rosalba Alarcón Peña

Rosalba Alarcón Peña, periodista y Defensora de Derechos Humanos, directora del portal web alcarajo.org y la Corporación Puentes de Paz "voces para la vida". Además, analista y columnista del conflicto armado de su país natal (Colombia) en medios internacionales. Redes sociales. Twitter: @RosalbaAP_ Facebook. Rosalba Alarcón Peña Contacto: rosalba@alcarajo.org

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