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Guerra de guerrillas: Abastecimiento

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PorRosalba Alarcón Peña

Sep 13, 2021

Con la intención de dar a conocer los esfuerzos realizados por personajes nacionales e internacionales a favor de la paz de Colombia y de Latinoamérica, contaremos la historia a través de diferentes libros y textos que AlCarajoOrg publicará.

Todos los lunes estaremos publicando los textos del médico, político, escritor, periodista, guerrillero y revolucionario Ernesto Guevara, argentino nacionalizado en Cuba.

Capitulo III. Organización del frente guerrillero

1. Abastecimientos

Un correcto abastecimiento es fundamental para la guerrilla. El grupo de hombres contacto con el suelo, tiene que vivir de los productos de este suelo y al mismo tiempo permitir que vivan los que se lo dan, es decir los campesinos del lugar, pues en la dura lucha guerrillera no es posible, sobre todo en los primeros momentos, dedicar energías a tener abastecimientos propios, sin contar con que estos abastecimientos serían fácilmente localizables y destruibles por las fuerzas enemigas, ya que se supone un territorio completamente permeabilizado para la acción de las columnas represivas. El abastecimiento en las primeras épocas es siempre interno.

Con el desarrollo de las condiciones guerrilleras tiene también que haber un abastecimiento exterior a las líneas o territorio de combate. En el primer momento se vivirá solamente de lo que los campesinos tengan; se podrá llegar a alguna bodega a comprar algo, pero nunca tener líneas de abastecimientos, pues no hay territorio donde establecerlas. La línea de abastecimiento y el almacén de comestibles están condicionados al desarrollo de la lucha guerrillera.

Lo primero es ganarse la confianza absoluta de los habitantes de la zona y esta confianza se gana con la actitud positiva frente a sus problemas, con la ayuda y orientación constante, con la defensa de sus intereses y el castigo de quienes pretendan aprovecharse del momento caótico que viva la misma, para ejercer influencias, desalojar campesinos, apoderarse de sus cosechas, establecer intereses usurarios, &c. La línea debe ser blanda y dura al mismo tiempo. Blanda y de colaboración espontánea con todos los simpatizantes honestos frente al movimiento revolucionario, dura contra los que directamente están atacándolo, fomentando disensiones o simplemente comunicando noticias importantes al ejército enemigo.

Poco a poco se irá esclareciendo el territorio y se podrá contar entonces con una mayor comodidad para poder actuar. El principio fundamental que debe regir es el de pagar siempre toda la mercancía que se tome de un amigo. Esta mercancía puede consistir en frutos de la tierra o artículos de establecimientos comerciales. Muchas veces son donados, pero hay otras en que las condiciones económicas del mismo campesinado impiden estas donaciones y hay casos en que las mismas necesidades de la guerra obligan a asaltar almacenes que tengan víveres o vituallas necesarias y que no se pueden pagar, sencillamente por no haber dinero. En esos casos debe siempre dársele al comerciante un bono, pagaré, algo que certifique la deuda; los «bonos de esperanza» ya descritos. Esta medida es mejor realizarla con la gente que esté fuera de los límites del territorio liberado y en estos casos pagar lo antes posible o amortizar parte de la deuda. Cuando las condiciones hayan mejorado lo suficiente como para mantener un territorio permanentemente fuera del dominio del ejército adversario, se puede llegar a las siembras colectivas, donde los campesinos trabajen las tierras a beneficio del ejército guerrillero y en esta forma garantizar una adecuada fuente de abastecimiento agrícola de carácter permanente.

Si el número de voluntarios para el ejército guerrillero es mucho mayor que el necesario, pues no hay armas, y circunstancias políticas impiden a esos hombres bajar a zonas dominadas por el enemigo, el ejército rebelde puede hacer trabajar directamente en la tierra a sus hombres y a todos los incorporados, recogiendo los frutos que garanticen el abastecimiento y llenando su hoja de servicios para futuros ascensos a combatientes; sin embargo, es más aconsejable que las siembras se hagan directamente por los campesinos, pues el trabajo es más efectivo, se hace con más entusiasmo, con más capacidad. Cuando las condiciones han madurado más aún se puede llegar a la compra de cosechas enteras que, dependiendo de los frutos que sean, puedan permanecer en el campo o en almacenes para el uso del ejército.

Cuando se hayan establecido organismos encargados también de abastecer a la población campesina, se concentrarán todos los alimentos en estos organismos para servir en operaciones de trueque entre los campesinos, siendo el ejército guerrillero el intermediario.

Si las condiciones siguen mejorando, se pueden establecer impuestos que deben ser lo menos lesivos posible, sobre todo para el pequeño productor. Hay que atender por sobre todas las cosas las relaciones de la clase de los campesinos con el ejército guerrillero, que es una emanación de esta clase.

Los impuestos pueden cobrarse en dinero en efectivo en algunos casos y en otros con parte de las cosechas, la que pasará a engrosar los abastecimientos. La carne es uno de los artículos de primera necesidad. Hay que asegurar su producción y conservación. Se establecerán granjas con campesinos aparentemente desvinculados del ejército, si no se cuenta con una zona segura, que se dediquen a la producción de gallinas, huevos, cabras, cochinos; todos los animales comprados o directamente confiscados a los grandes terratenientes. En zonas de latifundio suele haber ganado en cantidades grandes. Puede ser muerto, salado y la carne mantenida en esas condiciones, en las cuales permanece apta para el consumo durante mucho tiempo.

Con esto se consigue también el cuero y se puede desarrollar una industria del curtido -más o menos elemental- que permita tenor la materia prima para el calzado, uno de los adminículos fundamentales para la lucha. Depende mucho de las zonas, pero, en general, se puede decir que los alimentos imprescindibles son: la carne, la sal y algunas legumbres, tubérculos o granos.

Siempre el alimento básico es producido por los campesinos; puede ser malanga, en las regiones montañosas de la provincia de Oriente, Cuba; puede ser maíz en las regiones montañosas de México y Centroamérica o Perú, las papas en el mismo Perú; y en otras zonas, como Argentina, el ganado; el trigo en otras, pero siempre hay que asegurar un abastecimiento de los alimentos fundamentales de la tropa y alguna clase de grasa que permita comer mejor los mismos, ya sean mantecas animales o vegetales.

La sal es uno de los ingredientes imprescindibles. Cuando se está cerca del mar y en conexión con él hay que establecer inmediatamente pequeños secaderos que aseguren una cierta producción para tener siempre un remanente y poder abastecer las tropas. Recuérdese que, en lugares agrestes como estos, donde no se producen sino algunos de los alimentos, es fácil tender un cerco que empobrezca formidablemente a la zona. Es bueno prever estos casos por medio de la organización campesina, de las organizaciones civiles en general. Que los habitantes de la zona tengan su abastecimiento mínimo que les permita al menos malvivir durante las épocas más duras de la contienda. Debe tratarse rápidamente de tener una buena provisión de alimentos que no se descompongan, como son los granos, que resisten bastante tiempo, sea maíz, trigo, arroz, &c.; harina, sal, azúcar, enlatados de todos tipos y, también, hacer las siembras necesarias.

Llegará un momento en que estarán solucionados los problemas alimenticios de la zona para las tropas residentes, pero se necesitará una gran cantidad de productos extra; pieles para los zapatos, si no se puede crear una industria del curtido que abastezca a la zona; telas para vestidos, y todos los aditamentos necesarios para los mismos, papel, imprenta o mimeógrafos para los periódicos, tinta y todos los otros implementos.

En fin, las necesidades de artículos del mundo exterior aumentarán a medida que las guerrillas se vayan organizando y su organización se haga más compleja. Para cubrirla adecuadamente es necesario que funcione perfectamente la organización de las líneas de abastecimiento. Estas organizaciones se hacen fundamentalmente a través de campesinos amigos. La forma debe ser bipolar, es decir, con extremos en el frente guerrillero y en las ciudades; a partir de las zonas guerrilleras irán saliendo líneas de abastecimientos que permeabilicen todo el territorio permitiendo pasar los materiales. Poco a poco los campesinos se acostumbran al peligro (en pequeños grupos pueden hacer maravillas) y a poner el material que se necesite en el lugar indicado sin correr peligros extremos. Estas movilizaciones se pueden hacer de noche, con mulos o animales de carga de este tipo y también con camiones, dependiendo de la zona; así se puede hacer un abastecimiento muy bueno. Hay que considerar que este es el tipo de línea de abastecimiento para áreas cercanas a los lugares de operación.

Hay que organizar una línea de abastecimiento desde áreas lejanas. Estas deben dar el dinero necesario pare hacer las compras y también algunos implementos que no se consigan en los pueblos o ciudades provinciales. La organización se nutrirá con donativos directos que hagan los sectores simpatizantes con la lucha por medio de bonos clandestinos, que se deben dar teniendo siempre un estricto control sobre el personal encargado de su manipulación y exigiendo responsabilidades serias cuando se olviden los requisitos de moral indispensables para estos casos. Las compras se pueden hacer en efectivo y también con «bonos de esperanza», cuando hay un ejército guerrillero que, saliendo de su base de operaciones, amenaza una nueva zona. En estos casos no hay más remedio que tomar la mercancía de cualquier comerciante y que éste dependa de la buena fe, o de las posibilidades o no de hacer efectiva esta cuenta por parte de los ejércitos guerrilleros.

En todas las líneas de abastecimientos que pasan por el campo, es necesario tener una serie de casas, terminales o estaciones de camino, donde se pueda esconderlos durante el día para seguir a la noche siguiente. Estas casas deben ser conocidas solamente por los encargados directos de los abastecimientos, y conocerán del trasiego lo menos posible sus habitantes, siendo, además, las personas que más confianza brinden a la organización. Uno de los animales más importantes para todas estas tareas es el mulo. El mulo, de increíble resistencia a las fatigas y de capacidad para caminar en las zonas más accidentadas, puede llevar en su lomo más de 100 kilos, durante días y días, y por su austeridad en cuanto a exigencia de comestibles es el transporte ideal. Las arrias de mulos deben estar perfectamente dotadas de herraduras, con arrieros conocedores del animal y que lo cuiden lo más posible. Se puede así tener verdaderos ejércitos de cuatro patas de increíble utilidad.

Pero muchas veces, por sufrido que sea el animal y por capacidad que tenga para aguantar la jornada más dura, se ve obligado a dejar la carga en determinados sitios por lo difícil del paso. Para obviar esto, habrá un equipo encargado de hacer los caminos destinados a esta clase de animales. Si todas estas condiciones se cumplen, si se lleva una organización adecuada y el ejército rebelde mantiene con los campesinos las inmejorables relaciones necesarias, se garantiza un abastecimiento efectivo y duradero para toda la tropa.

Sobre el autor

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Rosalba Alarcón Peña

Rosalba Alarcón Peña, periodista y Defensora de Derechos Humanos, directora del portal web alcarajo.org y la Corporación Puentes de Paz "voces para la vida". Además, analista y columnista del conflicto armado de su país natal (Colombia) en medios internacionales. Redes sociales. Twitter: @RosalbaAP_ Facebook. Rosalba Alarcón Peña Contacto: rosalba@alcarajo.org

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