• marzo 28, 2024 2:47 pm

Terror en el Conjunto (Parte I)

Por:  Víctor Gaviria

Imagen de Hector Fabio Zamora, Tomada de: ElTiempo.com

Luego de impactantes transmisiones en directo, en donde hordas de personas protagonizaban saqueos, con robos de buses del SITP incluido, en un par de lugares del sur de Bogotá (Meissen y Patio Bonito) sin nadie que se los impidiera, y enfrentamientos con la fuerza pública en los lugares de las protestas (realmente eran ataques del ESMAD a las movilizaciones) (en un ingente afán por relacionar los saqueos con las movilizaciones) se dio la orden del Toque de queda.

Inició con el desfile de tanques de guerra (al menos eso se vio por la TV) y ya caída la noche, empezaron a sonar las sirenas y alarmas comunitarias aullantes a todo dar, se escuchaban helicópteros sobrevolando, niños llorando, disparos sin saber su origen, extraños carros y motos recorriendo las solitarias calles, “solidarios policías” de civil (con el rostro tapado en algunos casos) que se acercaban a los conjuntos sembrando rumores, redes sociales con asustadores videos y comentarios de “se metieron en…” “Ahora están en el conjunto de…”

Esto fue lo que vivimos la noche del 22 de noviembre en una buena cantidad de los conjuntos residenciales de varias localidades en todos los puntos cardinales de la capital del país.

Video viral, de un Conjunto supuesto en Ciudad Verde – Soacha.

A continuación, los vecinos salieron a las áreas comunes de los conjuntos con palos de escoba, barras, machetes, palos de golf y hasta sables antiguos (creí ver la perdida espada de Bolívar en manos de un asustado vecino) y todo lo que serviría para golpear a alguien. De forma seguida, llegaron directrices: organizar rondas ciudadanas para cuidar durante la noche, usar prendas blancas (o de la selección Colombia, ahí me empecé a preocupar porque yo no tengo de esas) y cuidar los límites del Conjunto de cualquier grupo de personas que a alguna hora de la noche intentarían invadir las propiedades (luego llegaron avisos diciendo que las horas críticas serían entre las 2 y las 5 de la mañana). Nunca entendí quien daba las directrices como lo de las camisetas o de la hora crítica que en forma de rumores llegaba a los celulares de los asustados vecinos.

Ya en ese momento nos sentíamos protagonistas de alguna película tipo la Purga, La Zona (película mexicana muy recomendada) o algún capítulo de una invasión zombi por llegar a los conjuntos, decían que los vándalos venían de las marchas, otros, que eran venezolanos y las teorías se fueron tejiendo a lo largo de la jornada.

La Zona es una película mexicana de Rodrigo Piá. «En una zona residencial cerrada que cuenta con una fuerte seguridad privada, tres intrusos intentan robar en una casa y durante el ataque es asesinada una anciana (…)».

Pasaba la medianoche y siguieron llegando mensajes anunciando que “se habían metido” a algún conjunto de algún familiar o de un vecino que vivía cerca, lo que permitía mantener con el estado de paranoia, al cual el sobrevuelo de helicópteros colaboraba.  Alrededor de las dos de la mañana, cuando los vecinos se concientizaron de la importancia de tener termos para repartir el tinto a los sacrificados e improvisados guardianes de la noche y otros ya habían desertado, (realmente hacía mucho frio) (también fue importante ponerse en los zapatos de los vigilantes del conjunto del turno de la noche) la tranquilidad empezó a regresar, el ambiente a ponerse un poco más tranquilo, pues ya no se escuchaban alarmas, ni al helicóptero sobrevolando y los disparos lejanos dejaron de sonar.

A continuación, cuando el miedo se había reducido, la jornada fue un conocer de vecinos que antes apenas se saludaban en los encuentros de pasillo. Recuerdos de los que estaban a principios del conjunto y otras tantas historias de susto para garantizar pasar la hora crítica (de dos a cinco como habían comunicado).

Resultados iniciales, temor en el aire, aumento inusitado (al día siguiente) en la compra de armas “no letales” (las letales no las venden tan fácil), la muerte de un hombre de 48 años, con cuatro hijos, que participaba en la jornada de vigilancia en un Conjunto cerrado del Barrio Verbenal en la localidad de Usaquén y el temor de los vecinos a los cacerolazos y a las diversas movilizaciones que se presentaban desde el 21N. La solicitud de las comunidades de la policía y el ejército y lo principal, la creación de un nuevo enemigo a atacar: “el vándalo”.

(Continuará…)

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